Ir al contenido principal

Criptomonedas: Revolución ideológica y regulación

Puede que el título del post suene a sinsentido, pero creo que más de uno puede encontrar mínimamente interesante la reflexión que voy a describir.
Las criptomonedas son una idea revolucionaria, ya que permiten la existencia de un medio de pago y/o depósito de valor (como el oro) global y descentralizado, es decir, no controlado por nadie en particular.

¿"Izquierdas" o "derechas"?

Ciertos colectivos y personas de izquierdas, y hablo desde socialdemócratas alejados del centro hasta comunistas y anarquistas, ven en las criptomonedas una opción fabulosa y subversiva de huír de las garras de bancos, grandes corporaciones y estados. Se ve como un gran triunfo del progreso humano, visto desde la óptica del progresismo socialista más tradicional; como un paso más hacia una sociedad más igualitaria y equitativa, donde los ricos pierden poder y los pobres dejan de ser pobres.
Aquí ya encontraríamos un problema, pues parte de tales corrientes de izquierdas, las menos radicales, defienden un estado fuerte e interventor. Entonces, ¿por qué las criptomonedas, al margen de los estados y la ley, son vistas por estas ideologías como algo muy bueno? Supongo que pensarán que, dado un estado controlador, pero bueno y justo, las criptomonedas deberían estar reguladas como cualquier otro producto o "concepto" del ámbito financiero; y que, dado un país corrupto y actualmente con gobiernos de derechas, como España, el aire clandestino y forajido de las criptomonedas se celebra.
Pero ahora toca abordar la otra perspectiva desde la que se miran las criptomonedas. Estas son, o deberían ser, aplaudidas por aquellas corrientes liberal-capitalistas más puras e incluso anarcocapitalistas. Esto se debe a que este mundillo ayuda también a crear un aire de postcapitalismo con un toque cyberpunk, donde se tendría un sistema monetario totalmente abierto y libre de las injerencias de estados. No digo de empresas porque ya tenemos ejemplos como Ripple, aunque teóricamente nada impide crear más y más criptomonedas, de hecho, la mayoría son independientes.
Incluso se empieza a especular con que, monedas como Monero o Zcash, caracterizadas por la importancia que le dan a la privacidad, puedan ser las reservas e intercambios de valor del futuro utilizadas para evadir impuestos y depositar dinero en paraísos fiscales.

Me resulta fascinante como un concepto como las criptomonedas pueden unir dos visiones e ideologías tradicional y totalmente opuestas entre sí.

¿Regulación?

De un lado la mayoría de nosotros sabemos -o creemos- que el estado debe proteger a los consumidores, estamos de acuerdo con las regulaciones a los productos financieros y más aún algunos como derivados (aunque luego se evidencie que, tras la crisis, siguen habiendo regulaciones laxas y nadie hace nada). Partiendo de esta premisa, deberíamos apoyar las regulaciones, pero tanto desde las visiones más progresistas como desde las más capitalistas, se rechaza fuertemente esta idea. Tiene más sentido por parte de los capitalistas, pero encaja menos en la corrientes de izquierdas.

Por otro lado y siguiendo una visión puramente centrada en lo social, dejando de lado la economía y la política, casi todos estamos de acuerdo en la neutralidad de la red (y no hablo de ley estadounidense), la libertad de expresión y la privacidad de las comunicaciones. Y, entonces, si estamos de acuerdo con esto, ¿no deberíamos aceptar que existe también una libertad, sin restricciones, a la creación de software y algoritmos, que es lo que son al fin y al cabo las criptomonedas?
Claro, mucha gente podrá argumentar que no son solo eso, que implican movimientos de dinero. Pero no olvidemos que los sistemas financiero, productivo y monetario siguen su curso normal en todo el mundo, y las criptomonedas no están sustituyéndolos ni tomando acciones ilegales en contra de ellos. Simplemente se está estableciendo un mundo monetario y económico alternativo y paralelo al de toda la vida, lo cual no está implicando, por ejemplo, que Europa deje de lado el € para adoptar Ethereum.
Si Venezuela crea y utilizada su propia criptomoneda, hará regulaciones sobre esta, porque es el propio gobierno quien la ha creado, pero al fin y al cabo no dejará de ser como cualquier otra moneda fiat, solo que en versión 2.0.

Otra cosa es que se diseñen productos financieros basados en criptomonedas, como los futuros de Bitcoin, y estos sí deberían ser regulados. Al fin al cabo funcionan dentro del marco clásico de los futuros financieros, solo que el subyacente está fuera de lo tradicional. Hay futuros basados en el queso o en las películas, ¿también se deberían regular estos subyacentes por el mero hecho de que haya futuros basados en ellos?

El universo de la ICOs me parece un tema a parte, donde creo que sí debería haber un mínimo margen legal; aunque mi opinión no difiere mucho de lo que pienso sobre las criptomonedas: regular algoritmos es un ataque a la libertad y, por otro lado meramente práctico, inútil. De cualquier modo, en China se prohibieron las ICO, en Corea del Sur también (así como el trading anónimo), y están preocupando a la SEC (Securities and Exchange Comission, EEUU).

Más allá de las intenciones políticas, un problema

El otro gran problema de la regulación, fuera de si nos parece o no correcta y/o ética, es el hecho de que las criptomonedas no dependen de ninguna institución, empresa u organización, y su influencia y uso se extiende por todo el globo. ¿Cómo regulas algo que se puede replicar con ciertos conocimientos de informática, o que puede funcionar aunque se detenga a sus creadores originales o se prohíba en algunos países? La respuesta es sencilla: no se puede.
La descentralización, tan remarcada en las criptomonedas como característica estrella, es muy importante. Es materialmente imposible impedir la comunicación de millones de ordenadores que están funcionando en casi los 195 países que hay en el mundo.

¿Por qué nos crea este remolino de emoción e ilusión?

Me atrevo a aventurar que, más allá de la especulación con los precios, nos ilusiona el hecho de poder tener en nuestras manos un tipo de dinero/valor que no depende de nadie más que de nosotros y que podemos hacer con él lo que queramos sin que nadie se meta en nuestros asuntos. Ese es el espíritu filosófico de las criptomendas, y una de las razones de su éxito.
Y, junto a eso, nos encanta ver como los bancos e instituciones financieras, que tanto odio han generado desde la crisis, así como los reguladores más conservadores, se crispan y frustan intentando controlar algo que, de momento, no pueden. El saber que este mundo paralelo a la economía está en nuestras manos, y no en las de lo que, se percibe como el tradicional poder políticoeconómico mundial, nos fascina.

Sea como sea, y tengas la opinión que tengas, seguro que estás de acuerdo en que las criptomonedas (y no hablemos ya de las tecnologías que las hacen posibles) han llegado para quedarse y, para bien o para mal, lo más probable es que cambien durante las próximas décadas el panorama productivo, social y económico.

Como último apunte, comentar que, dentro de poco será el G20 en Argentina, para el que Alemania y Francia han prometido llevar propuestas de regulación de las criptomonedas.

Comentarios