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"Soy malo en matemáticas"

Llevo fracasando en las matemáticas desde que tengo memoria, a excepción de 4º de la ESO, curso en el que conseguí sentir algo de pasión por ellas.
Hoy en día, he sacado algunas de las mejores notas en las asignaturas más matemáticas de la carrera, ¿cómo puede ser?
Debo admitir que nadie en ningún momento me dijo "no vales para las matemáticas", pero sí fue la sensación general que se fue creando en mí. Un niño (como otros muchos) que trimestre tras trimestre (sobre todo durante la ESO y bachillerato) suspende matemáticas y, si aprueba, no pasa del 5. Frustante.
Y así me pasaba también con Física y química, e incluso en Tecnología también me costaba a veces aprobar, aunque en esta logré pasar del 5.
Paradójicamente eran 3 de las asignaturas a las que quería dedicarme profesionalmente, puesto que mis sueños se balanceaban entre "astrofísico, astronauta, inventor, programador". ¡Tengo pruebas! En un test de orientación profesional me salió, con mucha diferencia, que quería dedicarme a ciencias, ¡era una contradicción tremenda!
De hecho, siempre estaba dibujando planos y bocetos en clase, en las esquinas de los libros, así como también inventando y deseando crear. Estudié los apuntes de 1º y 3º (ESO) de Tecnología y me diseñé mis propios coches teledirigidos y otros inventos tecnológicos, creé un tractor de madera a pedales con toda su sistema de iluminación, programé en GAMBAS2 una aplicación parecida a Wordpad, me inicié vagamente en el aeromodelismo, ayudé en la instalación eléctrica de mi casa, etc.
Son cosas que ningún amigo mío hacía y que (salvo dar pinceladas de GAMBAS) no hacíamos en clase. Es decir, que "mi trabajo" se quedaba ahí, sin salida de ningún tipo, así como muchas veces me sentía perdido por no saber adquirir ciertos conocimientos más avanzados y por no encontrar a alguien que promocionara ese talento (que entonces aún no me había dado cuenta que tenía).

Resulta que llegó Bachillerato... y repetí dos veces 2º, ¿sabéis cuáles fueron las últimas asignaturas que aprobé? Sí, Física y Matemáticas.
A física no le di mucha caña, así que saqué un 6 y ni la estudié para Selectividad (pero era fascinante), en cambio sí me adentré en las matemáticas y logré sacar un 10 en Selectividad. Algo parecido me pasó con el inglés, nunca conseguía aprobar tal asignatura, hasta que aparqué los libros y estudié por mi cuenta de forma totalmente práctica. ¿El resultado? Un 10 en selectividad.

Más allá de todo y como colofón, ¿cuál fue el resultado de 15 años de educación y hacer la PAU? Una mente frustada y sin saber realmente qué le gustaba hacer. 
(De hecho y ahora, con 22 años, estoy tratando de recuperar ese "niño interior".)


Bien, ¿cuáles son las conclusiones que puedo sacar de un chaval que es creativo en casa y siempre va mal en clase hasta que acaba el Bachiller a distancia?
Pues que el sistema educativo está muy mal. Está fatal. Este es aquel "corte" de talento y creatividad que tanto leí en el libro (que encarecidamente recomiendo) "El Elemento", de Sir Ken Robinson.

Sin rencores, he de decir que admito estar algo enrabiado con el sistema educativo español, además de:
1. La culpa, de base, está en las metodologías. El sistema del siglo XIX que utilizamos, se basa en la repetición, la importancia de que prime cantidad sobre calidad en contenidos y la participación pasiva para educar a nuestros pequeños ciudadanos.
2. Otra parte de culpa la tienen los docentes. No cometen casi ningún acto de rebeldía contra el sistema, en pudiendo obtener un trabajo más sano y gratificante (entiendo que estén quemados), así como unos alumnos mucho más felices. Pocos profesores tuve que fueran disruptivos y motivadores de verdad.
3. En concreto, este país, España, no ayuda nada que los políticios cambien el plan educativo cada vez que llegan al poder.

Hace poco escribí un miniartículo sobre las "pocas ganas" que hay en la universidad, cómo desaprovechamos la oportunidad de adquirir conocimiento y lo realmente perdidos que están los estudiantes; también achaco todo esto al sistema educativo,

La mente humana está hecha para inventar e innovar, para ser curiosa, crear y explorar los confines del conocimiento. Dudo mucho que tanta, pero tanta gente, pueda ser realmente feliz colocando productos financieros basura en la oficina de un banco durante 40 años. No me malinterpretéis, como humanos, nos puede apasionar cualquier cosa.

Debe haber montones de casos como el mío y, desgraciadamente, seguro que muchos de ellos se tapan con frases como "es que eran cosas de críos" o "ya, de niña hacía esas cosas, pero hoy en día hay que ponerse serios y encontrar un buen trabajo". Cuanto talento que no se desarrollará, me pregunto cuanto cambiaría este país (y el mundo entero), si adoptásemos sistemas educativos como los de los países nórdicos.
Sea como sea, los humanos tenemos, en general, un potencial creativo tremendo, del cual estoy seguro que solo se aprovecha una pequeña parte.

Las personas con ganas y canales para desarrollar sus pasiones, curiosas y críticas, son aquellas que hacen avanzar el mundo. Felices, en el sentido de hacer lo que les gusta, esa es la clave.
Las personas son las claves que permiten el avance de una familia, una región, un país y el mundo entero; Martín Lutero, Nikola Tesla, Picasso y Elon Musk tienen en común el hecho de ser mentes brillantes que hacen lo que les gusta, quieren cambiar las cosas y han dejado (Musk espero que lo haga) su huella en la humanidad. El asunto en cuestión es que creo que hoy en día hay muchas más personas como ellos que aún no son conscientes de su potencial.



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